El mayor enemigo:
nosotros mismos y nuestro subconsciente.



Muchas personas deciden dejar de fumar y no lo consiguen. La falta de fuerza de voluntad y el estrés (nunca es el mejor momento), hacen difícil un buen resultado. En las adicciones no hay fórmulas mágicas. Aunque por ley cada vez más fumadores se ven obligados a dejar de fumar es importante tener claro que es una DECISION PERSONAL.

Todos hemos escuchado la gran cantidad de perjuicios en la salud que produce el tabaco. Sin embargo, las personas desarrollan una fuerte relación con sus adicciones y crean respuestas emocionales de todo tipo. Pueden odiar su adicción con pasión y luchar contra ella y a la vez experimentarla como algo que les ha acompañado durante mucho tiempo. Se utiliza la adicción para eludir situaciones, procurarse otros beneficios, se acostumbra a ello y hasta cierto punto se llega a querer esa adicción. Aparecen emociones positivas como gratitud, lealtad, tranquilidad, paz que tienen un papel muy importante.

Los fumadores están acostumbrados a escuchar cosas terribles sobre la mala salud que produce el tabaco. Perjuicios que fumadores o no, conocen de sobra. Racionalmente el tabaco es malo. Pero emocionalmente se está ligado a él y se ha a creado un hábito de fumar. Estos tres puntos, razón, emoción y hábito deben estar en consonancia para poder conseguir el propósito de dejar de fumar.

Identificar motivaciones y beneficios de fumar: Todos dicen que fumar es malo, pero sin embargo nos aporta beneficios a los que nos aferramos para no dejar de fumar. Estos beneficios, en su mayoría son creados por nosotros, debemos detectarlos, analizarlos para saber con que refuerzos y resistencias nos enfrentamos y trabajarlos.

Los miedos y creencias: Impiden dejar de fumar. Bien porque en su momento de inicio fueron importantes para mantener el hábito o bien porque aparecen ante la idea de dejar de fumar: engordaré.. fumar me quita la ansiedad.. creo que no podré dejar de fumar.. tendré mono.. no podré dejar de disfrutar el cigarrillo de después de comer etc.. son miedos y creencias que aparecen ante un futuro sin adicción.

El hábito: Muchos de los cigarrillos que se fuman a lo largo del día no se disfrutan, no se sabe por qué se encienden, e incluso algunos quedan encendidos y consumidos en el cenicero sin reparar en que están allí. Se crean muchos hábitos asociados a fumar, se repite de forma automática el acto de encender un cigarrillo cada vez que se realizan determinadas actividades. Las adicciones deben trabajarse como un comportamiento repetitivo, fuera del control.


Razón, emoción y hábito.


Fuente: VictoriaCadarso Team



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