El suspenso y el miedo son algunos de los ingredientes más atractivos del cine.



Seguramente todos recordaremos aquellas tardes, en que fascinados, cerrábamos los ojos ante una escena de nuestra película favorita. Hoy parece que muchos continúan con los ojos cerrados, y no se trata ahora de un pasatiempo o de ficción. El verdadero terror es el que se esconde cada día en nuestras propias casas, en nuestros trabajos, en las escuelas de nuestros niños. Un enemigo acecha, no podemos verlo, no podemos luchar contra su presencia solo sabemos que él está allí. Entre nosotros.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) en su obra El Príncipe desenmascara la naturaleza política del ejercicio del poder. Concibe al Príncipe como un artista que conjuga el arte de la política con el arte de la guerra. “Un Príncipe que está obligado a utilizar correctamente la bestia. Es necesario ser zorra para conocer las trampas y ser león para amedrentar a los lobos.”


Momento de decisión

Así, para el mundo del tabaco el Príncipe está –sin dudas– representado por la industria tabacalera. No importan demasiado las restricciones, las advertencias o el simple saber que deviene de la investigación. Cada día más y más personas sucumbirán a los efectos dañinos del cigarrillo. Cada día más niños y adolescentes serán atrapados por una adicción que se les ofrece legalmente, aunque tenuemente maquillada.

En Gerasa, Jesús dialoga con un hombre: "¿Cuál es tu nombre? Él respondió: "Mi nombre es Legión, porque somos muchos".


En 1973 la película “El exorcista” dirigida por William Friedkin con un guión basado en la novela homónima de William Peter Blatty atrajo la atención del mundo hacia ese recóndito y secreto lugar en el que el mal acecha.

Afortunadamente no es necesario recurrir a medidas tan extremas para erradicar el tabaquismo de nuestras sociedades. Sólo hace falta tomar la decisión de enfrentar al Príncipe en su terreno, educar, legislar, en suma. Gobernar.

Fuente: www.tabacoupdate.com.ar



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