Pepe Rubianes suma su nombre a la lista de víctimas del tabaco en pleno debate sobre las deficiencias de la ley.
54.000 españoles mueren cada año por esa adicción



La anécdota la cuentan así. Pepe Rubianes ya sabe que el cáncer le consume, pero aún sube a los escenarios. En plena actuación, alguien entre el público tose. No es nada fuera de lo común. Ocurría seguro en tiempos de Sófocles, en el Kabuki japonés y en el The Globe, donde William Shakespeare estrenaba sus obras. "¿Quién ha sido?", preguntaba entonces Rubianes. "Hazte unas placas de tórax, que yo también empecé así", bromeaba con el público.

Cada año --aseguran los oncólogos-- mueren por culpa del tabaco 54.000 españoles, sin que el cáncer sea la única dolencia achacable a los venenos que contiene el humo de los cigarrillos. Es una cifra fría. Sin cara, por decirlo de algún modo. La muerte de Rubianes, como la también reciente de Alan Landers, el actor que protagonizó durante años los anuncios de Winston, no hace más que dar argumentos a los partidarios de endurecer en España la ley del tabaco, que, fruto del accidentado parto que tuvo en el Congreso por culpa de las presiones procedentes de los distintos sectores implicados, nació con serias deficiencias.

El ministro de Sanidad, Bernat Soria, se mostró dispuesto el pasado 16 de febrero, en una entrevista publicada por el EL PERIÓDICO, a satisfacer dentro de esta legislatura las demandas de quienes, como los neumólogos y oncólogos, piden la prohibición total del tabaco en bares y restaurantes.


Lo que el humo se llevó

Mensajes amenazantes

La muerte de Rubianes, o antes la de Terenci Moix --explican algunos expertos-- ilustra a la perfección la urgencia del debate. Tanto el actor como el escritor no dejaron de fumar una vez que conocieron sus respectivos males. En esa actitud, los especialistas ven clara la inutilidad de medidas como introducir mensajes amenazantes en las cajetillas de tabaco, e incluso, como hacen algunos países, reproducir en ellas la fotografía de pulmones ennegrecidos. Solo la prohibición resulta ser eficaz, dicen.

De hecho, las encuestas del Ministerio de Sanidad tienen efectivamente constatado que la cifra de españoles que fuman permanece estancada en un 24%, tras la importante disminución que conllevó en un primer momento la aprobación de la ley del tabaco. Cualquier nuevo avance, sugieren las encuestas, depende de ampliar el número de espacios libres de humo. Bares y restaurantes, vamos.






Fuente: www.elperiodico.com



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