* Hurt dirige el Centro de Dependencia a la Nicotina de la Clínica Mayo (EEUU) |
Su labor fue fundamental para propiciar que, en 1998, distintas compañías tabaqueras aceptaran hacer públicos 50 millones de páginas de sus documentos internos. Conoce a la perfección las palabras, los giros, las intenciones... de los fabricantes de tabaco ya que gran parte de los textos liberados gracias al 'Master Settlement Agreement' han pasado por sus retinas.
Richard Hurt lleva tres décadas analizando los distintos elementos que confluyen en la adicción al pitillo y se muestra especialmente interesado en las estrategias que siguen los fabricantes para impedir que se prohíba el consumo de cigarrillos en los lugares públicos. "A pesar de que el cirujano general, la máxima autoridad sanitaria de EEUU, ha afirmado que el humo del tabaco mata, las tabaqueras siguen luchando contra ello", señala.
Actualmente, Hurt dirige el Centro de Dependencia a la Nicotina de la Clínica Mayo (EEUU) que, desde sus inicios en 1988, ha tratado a cerca de 33.000 pacientes. Es un punto de referencia, ya no sólo como conocedor de los pasos dados por las tabaqueras sino también como especialista en los distintos tratamientos antitabaco. A su paso por España, elmundo.es ha podido charlar sobre los distintos pilares en los que se sustenta el tabaquismo en todo el mundo.
Después de tantos años, ¿le sigue sorprendiendo lo que lee en los documentos internos de las tabaqueras?
Richard Hurt: Ya no me impresiona casi nada... Lo que todavía me sigue sorprendiendo es cómo los directivos de las tabaqueras pueden mirarse al espejo cada mañana, cuando van a afeitarse, y no cortarse el cuello. Su producto, si se usa como ellos recomiendan, mata a la mitad de sus clientes. Y como necesitan nuevos clientes intentan llegar a los menores de 18 años.
Y a los países en vías de desarrollo...
R.H.: Bueno, eso es aún peor porque los países en desarrollo son los que menos pueden costear la epidemia que se les viene encima. Necesitan invertir el dinero en agua potable y necesidades básicas, las cosas que nosotros damos por sentadas.
¿Podremos parar este impacto?
R.H.: Mi esperanza es que el resto del mundo aprenda de nuestra experiencia, en las naciones desarrolladas, para poder ralentizar el proceso y detenerlo más rápido. Ahora sabemos más que nunca. Creo que los planetas se están alineando y el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaquismo es crítico. Además, gracias a la liberalización de los documentos internos de la industria sabemos lo que han hecho, con sus propias palabras. Esperamos progresar más en los próximos diez años que lo que hemos logrado en los últimos 50.
¿Sería un paso importante que la FDA [agencia estadounidense del medicamento] regulase el tabaco?
R.H.: El tabaco no ha sido regulado en EEUU porque el Congreso nunca ha dado su aprobación. Es algo irracional. Todos los productos del tabaco aportan nicotina, que es una droga, y otras 4.000 sustancias tóxicas, y matan a la mitad de los que los usan. La FDA debería tener la autoridad de regular el tabaco pero no con las condiciones que pretenden Philip Morris y otras tabaqueras.
¿Se refiere a los cigarrillos supuestamente 'más seguros'?
R.H.: Philip Morris ha invertido 350 millones de dólares en una fábrica para producir un cigarrillo 'más seguro' que cuente con la aprobación de la FDA, pero nunca se conseguirá un pitillo completamente seguro. El problema es que tenemos el mejor Congreso que puede influirse y comprarse con dinero. A pesar de las peticiones del cirujano general, la máxima autoridad sanitaria, no se ha aprobado ninguna legislación útil en los últimos 20 años.
¿Cree que con la nueva ley del tabaco las tabaqueras han ganado la guerra en España?
R.H.: Han ganado la primera batalla pero es un proceso que lleva tiempo en realizarse. La guerra en España acaba de comenzar. Con el tiempo el pueblo español exigirá que se les proteja del humo secundario del tabaco. Las dos cosas que más odian las tabaqueras son los lugares de trabajo libres de humo y los impuestos que incrementan el precio del tabaco. Ambas son las dos políticas de salud pública más importantes para luchar contra las tabaqueras y el tabaquismo.
Sobre las ayudas con las que cuentan los fumadores para abandonar el hábito, ¿qué es lo más nuevo?
R.H.: La vareniclina. Es el primero de una nueva clase de fármacos, diseñado específicamente para dejar de fumar y actúa en el receptor cerebral de la nicotina. Cuando una persona fuma, la nicotina del cigarrillo ya no se puede ligar al citado receptor porque éste ya se ha unido al fármaco y, por tanto, no hay sensación de recompensa. Es lo que se conoce como efecto antagonista o un efecto bloqueante.
¿Bupropion o vareniclina? ¿Qué es más eficaz?
R.H.: En los ensayos clínicos, vareniclina parece ser más eficaz que bupropion y placebo. No obstante, los dos fármacos han demostrado su utilidad y son buenas alternativas. El antidepresivo bupropion también actúa en ese receptor de la nicotina, pero de manera indirecta.
Con estos fármacos, ¿el fumador no necesita ni chicles ni parches de nicotina?
R.H.: Hasta el momento, ningún estudio ha demostrado que combinar la Terapia Sustitutiva de la Nicotina (TSN) con la vareniclina aumente la eficacia. La mayoría de los que toman el fármaco no necesita TSN. Nosotros, en nuestra práctica diaria en la Clínica Mayo, hemos visto que los sustitutivos de la nicotina pueden ayudar a corto plazo a las personas con deseo de fumar. En ese caso, es mejor incluirlos que incrementar la dosis de vareniclina.
¿El futuro del control del tabaquismo está en las vacunas?
R.H.: La vacuna sigue siendo algo muy experimental. Se están probando tres tipos diferentes pero tardaremos algunos años en saber si funcionan. En principio, la vacuna provoca que el cuerpo produzca anticuerpos que atrapan la nicotina y la mantienen en el flujo sanguíneo, impidiendo que llegue al cerebro. Con esto, disminuye la posibilidad de dependencia y no se obtiene sensación de recompensa al fumar. No da inmunidad para toda la vida, simplemente hace de bloqueante durante unos meses.
¿Alguna otra terapia prometedora?
R.H.: Otro de los tratamientos que se está probando es el rimonabant, un inhibidor de los receptores cannabinoides del cerebro. Actualmente se comercializa para la pérdida de peso pero un estudio mostró que, además, ayuda a dejar el tabaco. Este uso no está aprobado todavía pero una futura opción podría ser combinar el rimonabant con la vareniclina para propiciar el cese del hábito e impedir la ganancia de peso. Quizás estos fármacos sean el tratamiento del futuro, más que las vacunas.
Fuente: www.elmundo.es
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