Los padres que fuman suelen abrir una ventana o encender el ventilador para eliminar del aire el llamado humo de segunda mano, pero los expertos identificaron una nueva amenaza para la salud de los niños relacionada con el cigarrillo, de la cual no es fácil deshacerse: “el humo de tercera mano”.
Este es el término que se usa para describir la invisible mezcla de gases y partículas que permanecen adheridas al pelo y la ropa de los fumadores, por no mencionar la que queda en los muebles y las alfombras, que permanece durante mucho tiempo después de que se ha ventilado la habitación. Los residuos incluyen metales pesados, sustancias cancerígenas e incluso materiales radioactivos con las que los niños pequeños pueden tomar contacto o incluso ingerir, especialmente cuando gatean o juegan en el piso.
Los médicos del Hospital General de Massachusetts, en Boston, acuñaron el término humo de “tercera mano” para describir esas sustancias químicas en un artículo enfocado en los riesgos que representa para bebés y niños. El estudio se publicó este mes en la revista Pediatrics.
Todo el mundo sabe que el humo de segunda mano es malo, pero no está al tanto de esto”, dijo el doctor Jonathan P. Winickoff, el principal autor del estudio y profesor asistente de pediatría de la Escuela de Medicina de Harvard.
“Cuando sus hijos están fuera del hogar, los padres fuman. O fuman en el auto. O sientan a los chicos en la parte trasera, le ponen el cinturón de seguridad, lo protegen y fuman, y ellos piensan que está bien porque el humo de segunda mano no está afectando a sus hijos”, el Dr. Winickoff agregó: “Necesitábamos un término para describir estas toxinas del tabaco que son invisibles.”
El humo de tercera mano es lo que uno huele cuando un fumador se sube al ascensor después de haber fumado un cigarrillo, explicó, o es lo que uno huele en la habitación para fumadores de un hotel. “Su nariz no miente -dijo-. Todo es tan tóxico que su cerebro le está diciendo: “váyase”.
El estudio se basó en los resultados de una encuesta a 1.500 estadounidenses. Una amplia mayoría, tanto fumadores como no fumadores, conocían lo perjudicial que es el humo de segunda mano en los niños. El 95% de los entrevistados no fumadores y el 84% de los fumadores estaban de acuerdo con que: “inhalar el humo del cigarrillo de los padres, puede dañar la salud de los bebes y de los niños”.
Ya que el término “humo de tercera mano” es tan nuevo, los investigadores preguntaron a los encuestados si estaban de acuerdo con que: “Respirar hoy el aire de una habitación, donde fumaron ayer puede dañar la salud de los bebés y de los niños”. Solo el 65 % de los no fumadores y el 43% de los fumadores, estuvo de acuerdo con esa declaración, por lo que los investigadores interpretaron un reconocimiento de los riesgos del humo de tercera mano. Los investigadores encontraron que la creencia de que el humo de segunda mano daña la salud de los niños no estaba asociada con la estricta prohibición de fumar en el hogar y en el auto.
Por otro lado, la creencia de que el humo de tercera mano es altamente perjudicial, incrementó la posibilidad de que los fumadores aumentarían las restricciones de fumar en el hogar. Esto nos dice que tenemos un nuevo mensaje de salud. “Lo que nosotros escuchábamos era: Enciendo el ventilador y el humo desaparece” Con esto nos están diciendo que ellos saben que es dañino pero que ellos tienen la forma de resolverlo.
El doctor Philip Landrigan, un pediatra que dirige el Centro de Salud Ambiental Pediátrico de la Escuela de Medicina Monte Sinai, de Nueva York, dijo que la frase “humo de tercera mano” es un nuevo término que tiene implicaciones para el comportamiento.
“El mensaje central aquí es que cerrar la puerta de la cocina para fumar no está protegiendo a los niños de los efectos de ese humo. Existen sustancias cancerígenas en este humo de tercera mano, y son riesgo de cáncer para las personas de cualquier edad que entren en contacto con él.”
Fuente: finlayinstitute
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