Prevención del hábito tabáquico mediante el ejercicio físico.
El ejercicio físico contribuye al abandono de los hábitos tóxicos (especialmente el tabaco), al mantenimiento de dietas equilibradas y al menor consumo de alcohol. En un estudio efectuado en individuos aparentemente sanos, se observó que muy pocos participantes con nivel de actividad física alto eran fumadores y tenían sobrepeso. En la misma línea se comprobó que los hombres físicamente activos en tiempo de ocio eran menos fumadores y con menores índices de obesidad. Por consiguiente, la actividad física regular promueve cambios generalmente muy importantes en el estilo de vida, caracterizados por una mejoría espontánea en los hábitos higiénico-dietéticos. El efecto inmediato es la sensación subjetiva de bienestar, que a largo plazo se traduce en un estado de salud y condición física superiores.
Diferentes estudios han demostrado una reducida incidencia de enfermedades arteriales coronarias, hipertensión arterial, diabetes y otras enfermedades prevalentes entre personas físicamente activas frente a las inactivas.El ejercicio físico realizado con unas determinadas condiciones es beneficioso para prevenir numerosas enfermedades, ayuda en la mejora de la condición física de los sujetos practicantes y ofrece una ayuda más favorable. Se establece un modelo donde se concibe la mejora de la salud gracias a las relaciones entre la práctica física y la mejora de la condición física. La salud se traduce en mejorar el funcionamiento de los sistemas orgánicos (cardiorespiratorio, locomotor, nervioso, endocrino) en relación con la prevención de determinadas enfermedades, algunas de ellas relacionadas con los estilos de vida sedentarios. La salud es una finalidad alcanzable a través de la actividad física y este modelo trata de determinar la dosis de aplicación apropiada de dicha actividad física en función de algunos parámetros como la frecuencia, la intensidad, la cantidad de trabajo, el tiempo, el tipo de actividad. Los programas de ejercicio supervisados se recomiendan ya desde la infancia con el objetivo de estimular el hábito hacia el deporte, una de las medidas más adecuadas para ocupar el tiempo de ocio y, paralelamente, mejorar el estado de salud.
La evidencia de los beneficios del ejercicio físico a través de revisiones de efectos fisiológicos, ensayos epidemiológicos y documentación clínica ha promovido numerosas iniciativas de ámbito público y privado con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la conveniencia de cambiar el estilo de vida hacia costumbres más saludables. La modificación de los hábitos dietéticos y la eliminación del tabaquismo constituyen dos de las piezas fundamentales en la mejora y promoción de la salud. El ejercicio físico constituye el tercer elemento sobre el que recae una parte importante de la responsabilidad en alcanzar ese objetivo.
El uso del tabaco en el deporte no se prohíbe expresamente, pero lo mismo para el deportista que para el que no lo es, la OMS advierte que su uso puede dañar seriamente la salud. De sobra conocidos son los efectos nocivos del consumo de tabaco para el organismo. La disminución de la capacidad pulmonar en un fumador habitual es obviamente constatable. Aparece la fatiga, mayor riesgo de afecciones respiratorias, tos, expectoraciones, pérdida de apetito, arritmias cardíacas, afecciones cardiovasculares. Los fumadores, además, tienen una tasa de mortalidad superior en un 70% a los no fumadores como consecuencia del desarrollo de distintas patologías.
¿Qué podemos hacer educativamente?
Prevenir. Que es prevención? Es el conjunto de estrategias (recursos, servicios, programas) que una comunidad ensaya para promover la salud de sus miembros y reducir a mínimos socialmente aceptables la probabilidad de que aparezcan problemas relacionados con los consumos de drogas.
No es la prevención asunto que competa únicamente a especialistas, sino responsabilidad compartida por toda la comunidad en su quehacer cotidiano (los padres, los maestros, los políticos, los monitores deportivos, las asociaciones de padres, los técnicos municipales, los policías, etc.). Canalizar el esfuerzo de todos en un proyecto común es el objetivo último de quienes dedican su tiempo (profesional y/o voluntario) a la tarea preventiva, con la doble estrategia de controlar la oferta y disponibilidad de drogas en el escenario social, y reducir la demanda que de las mismas realice la población.
¿Qué persigue la educación para la salud?
Se trata de una estrategia educativa orientada a favorecer estilos de vida saludables, a través de la promoción de actitudes y hábitos de responsabilización con la salud propia y la de la comunidad en la que se vive. Constituye el marco idóneo de la prevención de las drogodependencias, en el sentido de que no resulta tan importante que los niños y adolescentes dispongan de información acerca de las distintas sustancias, sus usos y su nocividad, como que desarrollen una actitud favorable hacia el cuidado de la salud. Una actitud que les lleve a desentenderse de conductas de riesgo, y a tomar decisiones responsables ante las invitaciones a consumir unas u otras drogas.
Desde que comienza la escolarización hasta la entrada en la preadolescencia (en torno a los 11 ó 1 2 años), se instalan de una manera genérica las conductas y actitudes que conforman un estilo de vida saludable, y aquellas que lo amenazan, como por ejemplo el consumo de alcohol y tabaco. Es a partir de la adolescencia cuando, continuando con criterios amplios de promoción de la salud, se puede empezar a hacer un mayor énfasis en las demás drogas. Las drogas, en cualquier caso, como pretexto para entrenarnos en procesos de toma de decisiones racionales, resolución de problemas, habilidades sociales, etc.
Los entrenadores pueden ayudar :
a) Recordando el problema. El tabaco:
b) No olvidando las consecuencias. La nicotina crea adicción:
c} Tomando la iniciativa. Reconocer su influencia:
Quiere ayudar a sus hijos?
a) Aprenda a reconocer los síntomas. Los jóvenes que fuman:
b) Tome la iniciativa. Hable con sus hijos, cuanto antes mejor.
c) Dedique tiempo a sus hijos. Observe y pregunte.
Conclusiones
- El hábito de fumar es el resultado de un proceso con diferentes fases: iniciación-mantenimiento-abandono-recaída-abstinencia, condicionado por factores farmacológicos, psicológicos y sociales.
- Dentro de los factores psicológicos que determinan el tabaquismo merecen especial atención los conductuales y cognitivo-afectivos.
- La recaída es el reto de cualquier programa de intervención de la deshabituación y debe ser su más importante objetivo de trabajo y por lo tanto exige un conocimiento profundo de sus mecanismos psicológicos, dados en un pensamiento dicotómico del adicto como abstemio y como adicto, y en un sentimiento de atribución de la violación de la abstinencia a fallas internas, personales e involuntarias que disminuyen su autoeficacia y sitúan la autorregulación a expensas de las contingencias ambientales.
- El deporte constituye un ejercicio físico que estimula la deshabituación tabáquica.
- El deportista fumador puede contribuir junto a sus entrenadores y la familia a disminuir la actividad y también hacer labor educativa y de promoción junto con trabajadores de salud especialistas en el tema.
- El Tabaquismo constituye una droga legal que causa innumerables riesgos para la salud y disminuye en alguna medida el rendimiento deportivo óptimo en el deportista fumador y e l que no lo es constituye un riesgo para su salud.
- Es en la adolescencia donde mayor incidencia existe en el consumo del tabaco
Fuente: monografías.com
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