Cuanto más entiendas tu adicción, más comprenderás el desafío al que te estás enfrentando y mejor situado estarás de cara a desarrollar un nuevo estilo de vida libre de humos. |
Hay dos grandes estrategias que se pueden adoptar para entender la adicción. La primera de ellas, reflexionar sobre experiencias anteriores en caso de que se haya intentado dejar de fumar y no se haya logrado por cualesquiera razones. Después, explorar sistemáticamente la relación existente entre el tabaco y las cosas que uno hace.
Reflexiona sobre experiencias pasadas
Haz una lista de aquellas situaciones que te han sido difíciles de llevar porque no podías fumar (o aquellas que no has sido capaz de resistir), y otra lista con aquellas ocasiones en las que pasar sin fumar no ha supuesto mayor problema. Anota qué estabas haciendo en cada caso, qué gente se encontraba contigo y quienes de ellos estaban fumando, cómo te sentías y todo lo que te parezca relevante. Ahora, compara ambas relaciones. ¿Cuáles son las principales diferencias? Si se encuentran coyunturas similares en ambos listados, las diferencias pueden ser importantes. ¿La diferencia la marcan tus sentimientos al respecto de esas situaciones?
Intenta elaborar estrategias para manejar las diferentes situaciones, usando siempre que sea posible la comparación con aquellas experiencias propias que te resultaron menos duras.
Explora tus hábitos como fumador
Uno de los retos a la hora de entender la adicción es separar las veces que se necesita fumar inducido por la coyuntura de aquellas en que el deseo de fumar lo despierta la necesidad fisiológica de nicotina.
Para conocer tus pautas como fumador, elige ciertas situaciones y decide no fumar (al menos una vez) en cada una de ellas para ver qué ocurre. Incluso si resulta que la tentación es tan fuerte que cedes y fumas casi de inmediato, habrás aprendido algo más de ti mismo y de tus límites. La próxima vez podrías intentar fumar un cigarrillo justo antes de entrar en situación o, si esto no es posible, permanecer en esa situación durante unos minutos después de apagarlo. Cuando hagas esto, observa si no fumar en esa coyuntura la hace más dura o no. Si es así, ello sugiere que tendrás que aprender de nuevo cómo enfrentarte a esa situación sin fumar. En cambio, si te sientes igual en esa escena con y sin tabaco, entonces el problema tendrá que ver más con la necesidad física de nicotina. Es algo que debería desaparecer en unas pocas semanas al dejar de fumar.
Si por el contrario, logras pasar sin tabaco en una de esas situaciones (cuando ya llevas un tiempo sin fumar), una escena similar en el futuro tampoco debería representar un problema cuando lo hayas dejado por completo. Asegúrate de hacer una relación de aquellas situaciones que es probable sean difíciles sin tener en cuenta la nicotina, de aquellas que es probable sean complicadas cuando hay ansia de nicotina y de aquellas en las que crees que te las apañarás razonablemente bien. Hay algunas cosas que deberías tener en cuenta cuando experimentes de este modo. Sobre todo, observar cómo te sientes. ¿Influyen tus sentimientos de partida en la magnitud de tus ansias por fumar? Si influyen ¿en qué medida? ¿Cambian tus sentimientos cuando puedes fumar y cuando no puedes (sientes mayor ansiedad o disgusto)? ¿Te sientes más o menos confuso? Si en una de esas escenas te sientes inadaptado o a disgusto, eso es un claro síntoma de que necesitarás practicar más pasando sin fumar en ese contexto.
Necesitarás aprender a estar sin el apoyo de un cigarro, a vivir sin el tabaco como pilar. Observa también cómo te trata la gente en estas situaciones, tanto los fumadores como los no fumadores. En aquellas circunstancias en las que tengas dificultades (particularmente en situaciones de interacción social), es buena cosa prestar atención a lo que hacen los no fumadores; ya que pueden aportarte pautas útiles sobre qué podrías hacer tú mismo en esa situación. Una estrategia adicional para identificar escenas potencialmente difíciles o tentadoras es masticar chicles de nicotina antes y, quizá, durante la situación que quieres poner a prueba. Puedes hacerlo en lugar de fumar de antemano. Si el chicle hace la escena más llevadera, entonces los problemas con dicha situación se deben enteramente a tu adicción. Si, de cualquier forma, sigues teniendo dificultades aún con los chicles de nicotina, ello indica que hay nuevos hábitos que debes aprender. Los chicles de nicotina están de venta en farmacias, pero si no los has usado nunca es mejor que consultes antes con tu farmacéutico, dado que hay personas en las que estas gomas de mascar parecen no ser útiles y otras que deben tomarlas con precaución.
Si aplicas sistemáticamente estas estrategias comprenderás mejor tu adicción, tendrás identificadas las situaciones potencialmente conflictivas y estarás mucho mejor situado para lograr dejar el tabaco. No sólo estarás mejor preparado para resistir posibles tentaciones, sino que habrás empezado a transformar esas escenas relacionadas con el tabaco en situaciones en las cuales te sientas igual de cómodo sin tus cigarrillos. Asimismo, al principio de dejarlo, podrás evitar algunas escenas problemáticas y pasar más tiempo en aquellas en las que te sientas a gusto.
Fuente: www.sanitas.es
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