E
l Dr. Deepak Chopra es un puente entre el mundo occidental y el mundo oriental. Nacido en la India y graduado en una de las mejores escuelas de medicina de los Estados Unidos, ha puesto en perspectiva con gran éxito lo mejor de ambos mundos. Capaz de integrar la ciencia de los antiguos sabios de la India con la tradición médica occidental para explicar como creamos la salud y la enfermedad en nuestras vidas.
Mientras el Dr. Chopra ejercia en un hospital de Boston, empezó a interesarse en casos de remisión total y espontánea de enfermedades fatales y de adicciones severas que presenció. Cuenta que en una ocasión que un médico lo presentaba como ponente ante otros médicos y dijo que “a menos que él pudiera ver algo bajo el microscopio, no podia creerlo”, Chopra le contestó que puesto que su propia creencia era algo que no podia verse bajo el microscopio, era una contradicción que bien podia describirse como superstición. “Tenemos la idea de que nuestro cuerpo es básicamente maquinaria fisica. Este concepto de quienes somos se basa en una superstición materialista. La experiencia sensorial es la prueba crucial de la realidad. Todo el sistema de medicina occidental ha evolucionado sobre esta base a lo que llamamos ciencia. Pensamos que la ciencia es un método para explorar la verdad, pero en realidad es un método para explorar el mapa conceptual de lo que pensamos que es la verdad”.
Una vez, agotado por la presión del trabajo, fumando varias cajas de cigarrillos al dia, el Dr. Chopra se topó con un libro de meditación trascendental. Más adelante, a través de su maestro de meditación transcendental, aprendió la antigua ciencia de la medicina Ayúrveda, que se precia de ser la base de la acupuntura china, el yoga y la medicina homeopática. Ofrece un enfoque completamente diferente de la curación y se ciñe a los primeros tres pasos del programa de doce que el Dr. Chopra propone y cuyo paso Once habla de cómo crear la curación.
Dice Chopra: “ En el centro de la adicción yace una profunda nostalgia por el placer, eco de una necesidad legitima. El punto crucial es que la dicha no es nuestra meta, sino nuestro punto de partida. La nostalgia de esa dicha y el placer que nuestros sentidos nos dieron durante las primeras experiencias con el alcohol, el tabaco, las drogas, sexo y amor codependiente es lo que nos ata a patrones adictivos. La naturaleza nos envia dos señales, una es la de la incomodidad y la otra es la de la comodidad. Otros expresan esta misma idea con otras palabras: dolor y placer. Cuando hay dolor, lo llamamos sufrimiento e ira. Cuando anticipamos ser lastimados lo llamamos miedo y ansiedad. Cuando reprimimos el dolor y la ira lo llamamos culpa. De una u otra manera, cada parte de nuestro ser sufre ante la expresión del dolor. En ese proceso de evasión buscamos lo contrario al dolor: el placer.”
“El dolor mismo no es la raiz de nuestro sufrimiento, lo que crea el sufrimiento es nuestro miedo a enfrentar el dolor y la resistencia a recibir su mensaje. El secreto de la salud perfecta no es sino escuchar las señales que el cuerpo envia: maximizar la experiencia del placer, la dicha y la felicidad y minimizar las señales de incomodidad. El apego que muchas personas tienen por sus enfermedades crónicas y sus adicciones, se atribuye a la necesidad básica humana de gratificación del ego. En vez de responder al dolor que sentimos llegando a su origen, hemos aprendido a usarlo como un medio de atraer la atención de otros. Asi, en el nucleo de la adicción se encuentra algo que ha marchado mal en el proceso de evolución y es que en algún momento enlazamos en nuestra mente el placer con la sustancia, o con el objeto de nuestra adicción. Entonces, nos mantenemos atados a un recuerdo, mucho después de que la sustancia adictiva, ha cesado de ser placentera. Ahora está llena de dolor y sufrimiento, pero continuamos atados al recuerdo de esa interpretación del placer que conocimos hace mucho tiempo. Se programa en la psique a nivel subconsciente, y eso es lo que domina. Los rishis o sabios de la India, practicantes originales del yoga y la meditación, descubrieron hace cinco mil años que solo al desarrollar una relación con el Poder Superior y establecer una intimidad con él por medio de la meditación y la oración puede reemplazar el recuerdo adictivo del placer por un estado de dicha natural. “Utilizo los recuerdos, pero no permito que los recuerdos me usen”. La Antigua medicina de la India, conocida como Ayúrveda, muestra como intensificar las propias experiencias espirituales mediante la práctica del yoga, el canto del mantra, la herbolaria, la meditación y otras. Estas técnicas ayudan a descender a niveles de conciencia donde la experiencia de la sustancia adictiva y la memoria adictiva se ven completamente ensombrecidas por un placer mucho mayor: la sorprendente experiencia de la dicha.
“Vivimos en una cultura dedicada a la creencia de que hay que trabajar para sobrevivir, y entre más duro trabajes, mayor será la recompensa. Esta suposición hace casi imposible ver que ciertas cosas no requieran de trabajo y sin embargo traen recompensas enormes. La curación es una de ellas. No puedes hacer que suceda y sin embargo sucede.” Chopra trae a la mente a un paciente terminal de cáncer, convencido de que tener la capacidad de distanciarse de su enfermedad era crucial para él. Tres años después de su recuperación total le dijo a Chopra: “ Los altibajos son interminables y mi enfermedad me arrastró por todas las emociones imaginables. Sin embargo habia algo en mi que no se involucraba. Podia reir y llorar, celebrar y dolerme, pero al mismo tiempo permanecia separado de la histeria y cuando la histeria se fue, me curé.” Chopra sostiene: “Uno anhela la recuperación y al mismo tiempo la teme. Aprender a superar este miedo requiere profundizar en uno mismo. El paciente debe aprender a ver la enfermedad de la adicción permanente como parte de su propia identidad”. La persona que resuelve el problema de su identificación, contactando al Ser mediante la meditación, puede continuar sintiendo dolor como una señal de su cerebro, pero no lo convertirá en su dolor y esa diferencia minúscula pero enormemente importante rompe el cordón del sufrimiento.
Cuando percibimos que otros son culpables de nuestro sufrimiento, no nos damos cuenta de que estamos creando esa percepción a partir de nuestra necesidad de culpar y castigar. Para encontrar al Ser se induce a la mente a estar callada mientras continúa alerta y eso se logra a través de la meditación, un proceso vertical, un clavado a las profundidades de la mente, atravesar las capas del pensamiento sutil y finalmente llegar al silencio. Es como cruzar de puntitas entre una manada de elefantes dormidos sin despertarlos. Los elefantes son nuestras preocupaciones, enojos, expectativas, demanda, planes y otros pensamientos. Por eso se utiliza un mantra, para capturar la atención de la mente.
El paso Doce, la cumbre de la recuperación de los Doce pasos, se basa en una experiencia espiritual genuina. “Una experiencia espiritual es aquella donde la conciencia pura se revela como la hacedora de la realidad. Qué podria ser más relevante en nuestras vidas? Una vez que recuperamos el control del proceso, podemos instalarnos en un estado de libertad y de satisfacción: en otras palabras, podemos regresar al paraiso”.
Fuente: Entrevista de Dennis Mc Guire al Dr. Deepak Chopra.
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