Más del 10% de las muertes de personas cuyas edades se hallan entre los 45 y 70 años, se deben a consecuencias del consumo periódico de tabaco. En efecto, el tabaco genera un importante deterioro en casi todas las estructuras del organismo:
-Produce daños respiratorios que van desde insuficiencias leves hasta el efisema pulmonar.
-Genera daños cerebrales, como la disminución de la memoria.
-Puede provocar el envejecimiento prematuro de la piel: los consumidores de tabaco poseen menor luminosidad en la piel como consecuencia de la deshidratación.
-Puede generar alteraciones dentales, los dientes se vuelven de un color amarillento y aparece una mayor predisposición acumular sarro dental.
-Se puede debilitar el cabello, el cuál se vuelve más frágil.
-Provoca menopausia precoz en las mujeres,
entre otros.

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