Fuente: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Balance/leyes/tabaco/elpepuopi/20091228elpepiopi_10/Tes
La Organización Mundial de la Salud define fumador como la persona que consume cualquier cantidad de cigarrillos diariamente durante el último mes. Una encuesta del INE realizada en el marco de una encuesta global europea revela un discreto aumento del 0,8% sobre datos parecidos del INE en 2006 (Encuesta Nacional de Salud) en los fumadores diarios, siendo en estos momentos del 27,3%. Algunos utilizan este dato para argumentar que las leyes del tabaco no son eficaces.
Nada más lejos de la realidad. Las leyes que regulan el consumo ni tienen como objetivo prohibir la venta y el consumo privado de tabaco, sino proteger a los no fumadores. No restringen derechos fundamentales, sino que generan derechos de rango superior a los que pueden limitar (no suprimir). La Ley 28/2005 redujo el primer año en 750.000 la cifra total de fumadores y protegió a millones de trabajadores de un agente tóxico y cancerígeno, derecho reconocido por otra parte por la Ley de Riesgos Laborales.
Pero, evidentemente, durante los años 2007 y 2008 la tasa de fumadores se ha estancado y en algunas CC AA puede haber aumentado ligeramente. Sin embargo, entre los jóvenes y, contra lo que pueda parecer, el porcentaje de fumadores diarios pasó del 21,5% al 14,8% entre 2004 y 2006. Ese mismo año, los ingresos por infarto en el área de Barcelona se redujeron en un 11%. El 70% de trabajadores informan de que ya no están expuestos al humo de tabaco en su empresa y el clima laboral ha mejorado a pesar de no haber salas para fumar.
Una ley que asegure espacios públicos 100% libres de humo conseguirá sin duda mejores indicadores de salud que la ya caduca ley del tabaco. Confiemos en que los políticos sean, al menos en este asunto de salud, parte de la solución.
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