Es el adicto un deficiente emocional? ¿Tener una buena inteligencia emocional ayuda a evitar las adicciones? ¿Estimular la inteligencia emocional en el tratamiento del adicto ayuda a evitar las recaídas?
Los conceptos tradicionales de razón y emoción no son necesariamente opuestos, sino más bien distintos y, en cierto modo, complementarios. Hay personas que, a pesar de tener un coeficiente intelectual elevado (CI), no son triunfadores ni exitosos en sus vidas, y en cambio, personas con un CI medio o por debajo del medio, logran destacar en sus vidas y ser felices. Este concepto de inteligencia emocional ha logrado demostrar que existe, de alguna manera, inteligencia en las emociones. Así como hablamos de un coeficiente intelectual, debemos hablar de un coeficiente emocional. Diversos psicólogos han demostrado que las personas más exitosas no son las que tienen un alto coeficiente intelectual, ni tampoco las que tienen un alto coeficiente emocional, sino aquellas que mezclan equilibradamente ambas inteligencias.
¿Hay un déficit de inteligencia emocional en el adicto?
Tradicionalmente se ha dicho que el adicto es un enfermo de las emociones. Se afirma que la ingobernabilidad emocional es el trasfondo neurótico que determina el desarrollo del alcoholismo y la drogadicción y que, mientras no se supere este trasfondo, será muy difícil que el adicto se recupere. Se habla también en los adictos del Síndrome de abstinencia en donde, a pesar de que se logra la abstinencia total, el individuo sigue mostrando tal ingobernabilidad emocional que, aunque no consuma droga, su comportamiento es similar a cuando lo hacia. Su comportamiento sigue siendo destructivo, negativo, estéril y sin cambios.
Una de las causas más frecuentes de recaídas en los adictos que están acudiendo a tratamiento es su pésimo manejo emocional ante situaciones que generan frustración, dolor, ira, pena o tensión. En contraparte, muchos adictos o alcohólicos recaen por su incapacidad de manejar el éxito. Todas las emociones que se asocian al triunfo son tan intensas, que el adicto en recuperación no las puede manejar y provocan su recaída. Todo lo anterior hace pensar que, en general, los adictos tienen algún déficit de inteligencia emocional que los incapacita para manejar adecuadamente sus vidas. Muchas personas que a la postre se convertirán en alcohólicos o drogadictos, inician el consumo de estas sustancias como un recurso para ayudar a manejar sus emociones: el adolescente tiene que tomarse dos o tres cervezas para poder hablarle a una muchacha, o tiene que alivianarse con tabaco o marihuana para enfrentar sus tensiones cotidianas.
La droga se convierte en una muleta emocional sin la cual no se concibe el enfrentamiento cotidiano a los problemas de la vida. Cuando el adicto decide optar por la abstinencia, le cuesta mucho trabajo manejar sobrio sus emociones, por lo que está expuesto a recaídas si no se somete a un tratamiento adecuado.
El substratum biológico de la inteligencia emocional.
Nuestras emociones tienen mente propia, una mente que puede sostener puntos de vista con bastante independencia de nuestra mente racional. Nuestro cerebro cuenta con dos tipos de memoria: la intelectual y la emocional. La acumulación de estas dos clases de memoria y el manejo de las mismas, determina lo que podríamos llamar el cociente intelectual y el cociente emocional. Nuestro desempeño en la vida está determinado por ambos. La complementariedad del sistema límbico y la neocorteza por un lado y de la amígdala y los lóbulos prefrontales por el otro, determinan el pleno desarrollo de la vida mental. Cuando estos elementos interactúan positivamente, la inteligencia emocional aumenta lo mismo que la capacidad intelectual.
El papel de la inteligencia emocional en el tratamiento psicoterapéutico del adicto.
En la mayor parte de los adictos, la mente emocional predomina sobre la mente racional. La respuesta emocional del adicto suele ser rápida y primitiva. No olvidemos que la inmadurez emocional (infantilismo, egocentrismo, incapacidad de aplazar satisfacciones, intolerancia a la frustración, etcétera) es una característica fundamental de la estructura psicológica del adicto. El que la mente emocional predomine sobre la mente racional da lugar a un inadecuado manejo de la existencia, con frustraciones y fracasos continuos que llevan a una depresión y baja autoestima; todo ello constituye un caldo de cultivo muy propicio para el desarrollo de enfermedades adictivas. Cuando el alcohólico o el drogadicto se mantienen abstemios o abstinentes, el manejo de la carga emocional se hace aún más difícil, pues la abstinencia priva al adicto de esa muleta que le permite sobrellevar el manejo de sus emociones y muy frecuentemente sobreviene la recaída.
Por lo tanto, es importante desarrollar estrategias psicoterapéuticas que estimulen la inteligencia emocional del adicto en recuperación, para que la planeación de su vida, el establecimiento de objetivos existenciales y el manejo de sus emociones le hagan posible alcanzar una sobriedad que lo conduzca al éxito. En los programas psicoterapéuticos de crecimiento y recuperación para adictos se aplican algunas estrategias específicas para estimular la inteligencia emocional de los adictos en recuperación. Los principales componentes de estos programas son: conciencia de uno mismo, toma de decisiones personales, manejo de sentimientos, manejo del estrés, empatía, comunicaciones, revelación de la propia persona, penetración, aceptación de uno mismo, responsabilidad personal, seguridad en uno mismo, dinámica de grupo y resolución de conflictos. Igualmente dan resultado los programas que desarrollan habilidades emocionales, habilidades cognitivas y habilidades conductuales.
Esta alfabetización emocional del adicto hace tanto efecto como lo hace en niños y adolescentes. No hay que olvidar que el alcohólico y el adicto se han paralizado en su crecimiento emocional y se han quedado con mente emocional de niños y mente intelectual de adultos. Promover este crecimiento emocional en el adicto estimula la maduración emocional que posibilitará su sobriedad.
“Una vez que el sistema emocional aprende algo, parece que nunca se olvidará. Lo que hace la psicoterapia es enseñar a controlarlo; enseña a la neocorteza a inhibir la amígdala. La tendencia a actuar queda suprimida, mientras la emoción básica con respecto a ella queda contenida”. (Joseph LeDoux, neurólogo)
Fuente:José Antonio Elizondo
La inteligencia emocional en el desarrollo de las adicciones.
18:08 | adicción, emociones | 0 comentarios »
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