¡Año Nuevo, vida nueva…! Además de brindar porque las cosas vayan mejor, puedes reforzar tu organismo para que afronte en las mejores condiciones los tiempos venideros |
Quieres que los próximos 365 días estén repletos de salud y bienestar? Ayuda a tu organismo a defenderse mejor de los gérmenes e infecciones y a mantener a raya las enfermedades. ¿Cómo? Sencillo: sigue unos hábitos de vida y alimentación saludables.
¡Año Nuevo, vida nueva…! ¿Y por qué no sumarle a esta clásica expresión navideña de buenos deseos, la frase “salud nueva”? Además de brindar porque las cosas vayan mejor, puedes reforzar tu organismo para que afronte en las mejores condiciones los tiempos venideros y puedas alcanzar el éxito en tus aspiraciones.
Para ello debes centrarte en el verdadero “eje de la salud”: las denominadas “defensas orgánicas”. ¿Qué son? Se trata de un mundo muy complejo que funciona en todos los rincones del cuerpo humano y que lo mantiene a salvo de virus, bacterias nocivas, gérmenes, hongos o cualquier otro elemento que lo pueda enfermar.
En el sistema inmunológico o inmune participan desde órganos y tejidos, como la piel, el bazo, el timo, la médula ósea o los ganglios linfáticos, hasta todo un ejército de elementos celulares, como los leucocitos o glóbulos blancos, los linfocitos B, los macrófagos y neutrófilos, entre otros.
Cuando está en buena forma, este sistema mantiene al organismo saludable y ayuda a protegerlo de las amenazas, tanto internas como externas, pero cuando se encuentra debilitado hay una serie de síntomas que avisan que las defensas están bajas.
Padecer un resfriado después de otro, tener una cicatrización deficiente de las heridas, sufrir gastroenteritis de manera frecuente o tener problemas en las vías respiratorias a menudo, son algunos indicios de que el “escudo y las espadas” inmunológicos se están debilitando y no ejercen bien su función.
Defensas en buena forma
La “buena noticia” es que la salud de las defensas no depende sólo de factores genéticos fuera de nuestro control, sino que se puede reforzar manteniendo unos hábitos de vida sanos, evitando los factores que las debilitan y aplicándoles “refuerzos”.
* Estrés bajo control. Sentirse cansado, no dormir ni descansar bien y sentir un continuo nerviosismo, no son exactamente síntomas de que se tengan bajas las defensas, pero son señales de alarma que no hay que desatender, porque indican una situación de estrés permanente, que es uno de los principales enemigos de la fortaleza inmunológica.
Además de cambiar en lo posible el estilo de vida para reducir las situaciones que fomentan la tensión nerviosa continua, conviene reforzar el aporte de vitamina C, la cual es “una de las principales comidas” de las defensas.
* Sedentarismo y tabaco: ¡diles adiós! Otra razón más para dejar el cigarrillo: hay indicios de que el hábito de fumar va debilitando el sistema inmune de manera progresiva, hasta el punto de que ya no es capaz de detener o eliminar algunos procesos patológicos.
Por otra parte, el ejercicio moderado favorece el “rejuvenecimiento” tanto de las vías respiratorias, como de las defensas orgánicas, por lo que ayuda a evitar la recurrencia de los resfriados y procesos catarrales. Además, previene el aumento de peso, otro “enemigo” de la salud.
Evita las pérdidas nutritivas
Para potenciar la actividad inmunológica hay que preparar las comidas de modo que se reduzcan al mínimo las pérdidas de sus cualidades nutritivas y aprovechar sus vitaminas, minerales y ácidos grasos al máximo.
Aprovecha el caldo de la cocción, que contiene los nutrientes que se desprenden de los alimentos al cocerse, y tapa las ollas para recuperar el vapor condensado, rico en elementos nutritivos.
De todos modos, es preferible cocinar al vapor que hervir los alimentos, porque así se pierden pocos minerales, oligoelementos y vitaminas. Los vegetales deben cocerse el tiempo suficiente para que queden tiernos y no deben recalentarse una vez cocidos.
Las claves
1.- Organismo saludable
Cuando está en buena forma, el sistema inmunológico mantiene al organismo saludable y ayuda a protegerlo de las amenazas, tanto internas como externas.
2.- Hábitos sanos
La salud de las defensas orgánicas no depende sólo de factores genéticos fuera de nuestro control, sino que se puede reforzar manteniendo unos hábitos de vida sanos, evitando los factores que las debilitan y aplicándoles “refuerzos”.
3.- Aprovechar vitaminas
Para mantener a raya las enfermedades hay que preparar las comidas de modo que se reduzcan al mínimo las pérdidas nutritivas.
Fuente: www.hoy.com
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