Llama la atención la cantidad de adolescentes que fuman a escondidas de sus padres. “Mi papá me ha dicho que si me coge con un cigarro, me quema la boca con una plancha caliente. Por eso siempre compro caramelo de menta para embarajar el aliento”, cuenta un joven fumador. Esta postura es negativa. Conciliar con el adolescente sobre su conducta es lo recomendable. En tales casos resulta provechoso tener en cuenta la fórmula de la especialista en tabaquismo Marta Martínez: “Me he percatado de que fumas, tienes olor, hay picadura. ¿Por qué lo haces?... Pero sobre todo ser amable, tolerante; las conductas rígidas e impositivas no ayudan.
Una gran parte de jóvenes estudiantes conoce los efectos del tabaquismo, por la inclusión del tema en los programas de estudio. Sin embargo, algunos apenas pueden mencionar más de tres elementos negativos, porque no lo estudian profundamente.
La mayoría de los fumadores empieza en la adolescencia, y cada vez la edad de inicio es menor. A esa edad no hay percepción clara del riesgo, advierte la doctora Ester Castillo, especialista en Psiquiatría. El adolescente está pasando por una de las etapas más críticas de la vida. Desde el punto de vista biológico, el cuerpo se desarrolla, hay un flujo hormonal. Psicológicamente se enfrenta a la búsqueda de pareja, a la elección vocacional y está haciendo valoraciones de los adultos. Ese conjunto de características lo hacen vulnerable, en dependencia de su temperamento y entorno familiar.
Quienes empiezan temprano lo hacen por imitar, buscan aceptación de un grupo. Es la bandera para demostrar una adultez o madurez, de las cuales están lejos. Al final, andan por el camino errado y no impresionan a nadie. La adicción al tabaco es difícil de superar para un adulto - por eso existen tantos fumadores - pero mucho más para un adolescente. Síntomas como irritabilidad, tensión, nerviosismo e incluso insomnio pueden influir de forma negativa en su intento de dejar el tabaco.
La adolescencia es una época de muchos cambios físicos y de una mayor concienciación sobre su propia apariencia física. Una forma de ayudar a un adolescente a alejarse del tabaco es hacer hincapié en las desventajas físicas que trae consigo el fumar: Dientes amarillos, mal aliento, ropa que huele mal, mayor probabilidad de desarrollar ataques de acné juvenil, más grasa en el cabello, además de los efectos más graves sobre la capacidad pulmonar y la salud general de los consumidores. Otra forma es buscar actividades alternativas (sobre todo deportivas al ser posible). Consultar con el médico sobre la posibilidad de que pueda tomar algún sustitutivo, no debe quedar fuera.
No espere milagro. El simple hecho que un hijo adolescente fumador intente dejar el tabaco y le permita ayudarle, es ya de por si una pequeña victoria. Lo importante es darle ánimos. Si su adolescente quiere dejar de fumar poco a poco, diseñe un plan, limitando el número de cigarrillos que consume cada día, y reduciendo el número poco a poco. O ayúdele a imponerse unas normas que hagan que fume menos, por ejemplo, prohibido fumar dentro de la casa o solo se puede fumar después de cenar.
Fumar, afirman los especialistas de la Organización Mundial de la Salud, es la más grave enfermedad prevenible. Unos cuatro millones de personas fallecen prematuramente por enfermedades que provoca este vicio. Se prevé que aumenten a 10 millones por año hacia 2030. Muchas de las futuras víctimas son en la actualidad niños y adolescentes.
Hasta hace unos pocos años, fumar era una moda, pero con los conocimientos de hoy, no puede ser moda jugar con la muerte.
Fuente: www.euroresidentes.com
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