Fuente: http://elmercuriodigital.es/content/view/24354/58/
08-01-2010
El tabaco tiene consecuencias muy graves para los niños. A pesar de sus efectos devastadores, en los países enfrentados a problemas inmediatos, como pobreza, falta de acceso a agua potable y enfermedades infecciosas, el consumo de tabaco suele ser considerado una amenaza de menor prioridad. En este editorial se pasa revista a esferas concretas en que el tabaco provoca daños a los niños y se proponen algunas estrategias para combatir esos daños.
El consumo de tabaco es un problema de ámbito mundial: hay casi mil millones de hombres y 250 millones de mujeres que fuman en el planeta. Se calcula que cada día empiezan a fumar entre 82 000 y 99 000 jóvenes; muchos de ellos son niños de menos de 10 años y la mayoría vive en países de ingresos bajos y medios. [1] En todo el mundo se hace marketing del tabaco dirigido a los niños. La industria tabacalera reconoce que hay que captar a nuevos fumadores para sustituir a los que dejan de fumar o mueren de enfermedades relacionadas con el tabaco.[2,3] Según las proyecciones actuales, el número de fumadores aumentará a 1600 millones en todo el mundo en los próximos 25 años.[1] Aunque los peligros del consumo de tabaco y del humo ajeno se han reconocido de forma generalizada, los niños sufren daños que son menos evidentes: por ejemplo, cuando padecen hambre y malnutrición porque los escasos recursos disponibles se destinan a comprar tabaco en lugar de comida, cuando son explotados para trabajar en el cultivo de tabaco y cuando mueren o resultan heridos a causa de incendios provocados por cigarrillos.
Las consecuencias negativas a corto plazo del tabaquismo activo en la salud de los niños se han demostrado, y los efectos que entraña seguir fumando hasta la edad adulta son conocidos. Los niños también sufren daños por la exposición involuntaria a otras personas que fuman, y las tasas de esa exposición son altas. La Encuesta Mundial sobre el Tabaco y los Jóvenes se ha realizado en escuelas de 137 países utilizando un método normalizado para construir la muestra, elegir las escuelas y las clases y procesar los datos. Los resultados obtenidos indican que casi la mitad de los niños que nunca habían fumado estaban expuestos al humo ajeno tanto en su casa (46,8%) como fuera de ella (47,8%).[4]
Los niños están expuestos a una edad temprana a la promoción y el marketing del tabaco, un fenómeno generalizado a nivel mundial.[2] Existen pruebas sólidas de que el uso de imágenes y la publicidad de la industria del tabaco dan lugar al consumo y la dependencia del tabaco entre los niños.[3] La aparición de personas fumando en las películas ha tenido un efecto especialmente pernicioso. [5] Aunque la mayoría de las investigaciones sobre la influencia de los medios de difusión se ha realizado en unos pocos países de ingresos altos, se ha demostrado que en África se distribuyen cigarrillos gratuitamente entre los niños y estos están muy expuestos a la publicidad del tabaco.[6,7]
El consumo de tabaco es una importante causa de enfermedad y muerte. Cuando las principales personas que sustentan a la familia mueren o están demasiado enfermas para trabajar, por causas relacionadas con el tabaquismo, familias enteras caen en la pobreza. Además, la prevalencia del consumo de tabaco tiende a ser mayor entre las personas con menos educación y menos ingresos. Si los ya escasos ingresos familiares se desvían de las necesidades básicas, como la comida, a la compra de tabaco, las consecuencias para los niños pueden ser devastadoras.[8] Además, los niños pobres de los países en desarrollo a menudo trabajan en el cultivo de tabaco para conseguir ingresos familiares esenciales. Esos niños suelen ser explotados, pues trabajan muchas horas por un mísero sueldo, no tienen la oportunidad de recibir educación y están expuestos a plaguicidas tóxicos.[8] Aunque el cultivo de tabaco no es la única actividad de producción agrícola a la que puede ser peligroso exponerse, los plaguicidas empleados en el cultivo del tabaco, como el aldicarb, el clorpirifós y el 1,3-dicloropropeno, son especialmente tóxicos y pueden provocar problemas de salud crónicos, sobre todo si se usan sin equipo de protección.[9,10] Los niños son también vulnerables a la enfermedad del tabaco verde, producida por la nicotina que absorbe la piel cuando se manipulan las hojas del tabaco. [11]
La exposición al tabaco es un problema grave que afecta a los niños del mundo entero y suscita cada vez más preocupación. Las organizaciones que prestan atención sanitaria infantil tienen nuevas oportunidades de mejorar las intervenciones de control del tabaco.[12] En marzo de 2009, durante la celebración de la 14.ª Conferencia Mundial sobre Tabaco o Salud en Bombay (India), la American Academy of Paediatrics y la Asociación Internacional de Pediatría lanzaron una iniciativa internacional para promover en el mundo entero la participación de los clínicos especializados en salud infantil como actores y líderes de opinión en las actividades de control del tabaco. El propósito de esa iniciativa es poner de relieve el daño que el tabaco causa a los niños, difundir las mejores prácticas para reducir la exposición de los niños al tabaco y el humo ajeno y ofrecer formación a los clínicos en la promoción de cambios de política y métodos para asesorar a los padres sobre la cuestión.
La American Academy of Paediatrics y la Asociación Internacional de Pediatría están firmemente resueltas a trabajar con otros asociados para combatir la epidemia mundial de tabaquismo entre los niños. Estamos luchando por que se concedan más recursos y una mayor prioridad al control del tabaco, sobre todo en relación con los niños, e instamos a que otros se sumen a nuestros esfuerzos. El consumo y la producción de tabaco y la exposición a éste acarrean graves crisis sanitarias públicas para los niños y ponen en peligro el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas relativos a la erradicación de la pobreza extrema y el hambre y la educación primaria universal. También se plantea una crisis moral cuando los gobiernos y otras partes interesadas permanecen de brazos cruzados. Reconocer que el tabaco es un problema para los niños es un paso fundamental en la lucha por acabar con este desastre de salud pública mundial.
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