Asumimos las campañas antitabáquicas como una cuestión reciente, como reacción a los procesos de modernidad que han estimulado el consumismo de un producto altamente riesgoso como el tabaco, con todos sus efectos nocivos. Pero la historia nos indica otra cosa, ubicándonos en épocas pretéritas donde el tabaco mereció la censura de gobernantes.
Uno de ellos, Jacobo I de Inglaterra (ver gráfica), escribió el Misocapnos (odio al humo), implementando un instrumento que hoy, de acuerdo al CMCT, definiríamos como de CONTROL A LA DEMANDA DE TABACO: incrementar en más de 40 veces el impuesto al tabaco. Reveló que el fumar “es una costumbre repugnante a la vista, dañosa al cerebro, peligrosa para los pulmones, y que con el apestoso humo que produce recuerda el horrible humo estigio del abismo sin fondo”….. "Porque siendo esa planta una yerba común, que, aunque bajo diversos nombres, crece casi dondequiera, fue primeramente descubierta y utilizada por algunos bárbaros indios a guisa de preservativo o antídoto contra las bubas, asquerosa enfermedad a la que esos salvajes están, como todos sabemos. muy expuestos…”.
Las consideraciones de Jacobo sobre los efectos del consumo de tabaco tienen hoy toda validez a la luz de las evidencias científicas y podemos darle el calificativo de “adelantado” y como tal podría integrar una organización antitabáquica. Por su puesto, sus expresiones sobre los pueblos originarios están afectadas por odios raciales discriminatorios propios de la época (¿?) y a ellos tendría que previamente renunciar.
El Papa Urbano VIII dictó en 1624 una Bula donde pregonaba los AMBIENTES LIBRES DE HUMO O PROTECCIÓN CONTRA LA EXPOSICIÓN AL HUMO DE TABACO en los terrenos de su jerarquía celestial: “... por medio de la presente, pongamos en entredicho y prohibamos en consecuencia, a todos en general y a cada uno en particular, a las personas de uno y otro sexo, a los seculares, a los eclesiásticos, a todas las órdenes religiosas y a cuantos fonnen parte de una institución cualquiera de esa naturaleza, el tomar tabaco bajo los pórticos y en el interior de las iglesias, ya sea mascándolo, fumándolo en pipa o aspirándolo en polvo por la nariz; en fin, usarlo en cualesquiera formas que sean. Si alguno contraviniese estas disposiciones será excomulgado inmediatamente, ipso facto, sin más ni menos, de acuerdo con los términos del presente interdicto".
Si en un país la “excomunión” surte efectos, se puede incluir como sanción dentro de la legislación de control del tabaco, apoyados en este precedente papal.
En 1645, el zar ruso Alexis ordenó deportar hacia las frías tierras de Siberia a todo fumador, y después dictó otro decreto imponiendo la tortura y aún la muerte.
Por lo drástico de la pena, deportación a Siberia, solo la tienen merecido los gerentes corporativos de la industria del tabaco, responsables del genocidio de 5 millones de personas al año….. ¡Es una idea!
…y así podemos seguir la historia hasta llegar al Convenio Marco para el Control del Tabaco, fruto de la posmodernidad o modernidad reflexiva para acabar o por lo menos controlar la pandemia del tabaquismo.
+ FUENTE: el derrotero del tabaco
Uno de ellos, Jacobo I de Inglaterra (ver gráfica), escribió el Misocapnos (odio al humo), implementando un instrumento que hoy, de acuerdo al CMCT, definiríamos como de CONTROL A LA DEMANDA DE TABACO: incrementar en más de 40 veces el impuesto al tabaco. Reveló que el fumar “es una costumbre repugnante a la vista, dañosa al cerebro, peligrosa para los pulmones, y que con el apestoso humo que produce recuerda el horrible humo estigio del abismo sin fondo”….. "Porque siendo esa planta una yerba común, que, aunque bajo diversos nombres, crece casi dondequiera, fue primeramente descubierta y utilizada por algunos bárbaros indios a guisa de preservativo o antídoto contra las bubas, asquerosa enfermedad a la que esos salvajes están, como todos sabemos. muy expuestos…”.
Las consideraciones de Jacobo sobre los efectos del consumo de tabaco tienen hoy toda validez a la luz de las evidencias científicas y podemos darle el calificativo de “adelantado” y como tal podría integrar una organización antitabáquica. Por su puesto, sus expresiones sobre los pueblos originarios están afectadas por odios raciales discriminatorios propios de la época (¿?) y a ellos tendría que previamente renunciar.
El Papa Urbano VIII dictó en 1624 una Bula donde pregonaba los AMBIENTES LIBRES DE HUMO O PROTECCIÓN CONTRA LA EXPOSICIÓN AL HUMO DE TABACO en los terrenos de su jerarquía celestial: “... por medio de la presente, pongamos en entredicho y prohibamos en consecuencia, a todos en general y a cada uno en particular, a las personas de uno y otro sexo, a los seculares, a los eclesiásticos, a todas las órdenes religiosas y a cuantos fonnen parte de una institución cualquiera de esa naturaleza, el tomar tabaco bajo los pórticos y en el interior de las iglesias, ya sea mascándolo, fumándolo en pipa o aspirándolo en polvo por la nariz; en fin, usarlo en cualesquiera formas que sean. Si alguno contraviniese estas disposiciones será excomulgado inmediatamente, ipso facto, sin más ni menos, de acuerdo con los términos del presente interdicto".
Si en un país la “excomunión” surte efectos, se puede incluir como sanción dentro de la legislación de control del tabaco, apoyados en este precedente papal.
En 1645, el zar ruso Alexis ordenó deportar hacia las frías tierras de Siberia a todo fumador, y después dictó otro decreto imponiendo la tortura y aún la muerte.
Por lo drástico de la pena, deportación a Siberia, solo la tienen merecido los gerentes corporativos de la industria del tabaco, responsables del genocidio de 5 millones de personas al año….. ¡Es una idea!
…y así podemos seguir la historia hasta llegar al Convenio Marco para el Control del Tabaco, fruto de la posmodernidad o modernidad reflexiva para acabar o por lo menos controlar la pandemia del tabaquismo.
+ FUENTE: el derrotero del tabaco
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