Diez mil jóvenes firman un manifiesto contra este hábito y exigen acceso a los tratamientos para abandonar la adicción



En mayo de 2006, alrededor de 200 jóvenes de toda la Unión Europea elaboraron un manifiesto basado en las opiniones de más de 10.000 pares de los todos los países miembros. En este documento incluyeron la exigencia de que las autoridades faciliten el acceso a los centros de deshabituación tabáquica y que se ofrezca un apoyo psicológico gratuito. Además, instan a que se prohíba cualquier forma de publicidad de tabaco, entre otras cuestiones.

En España, fuman un 18,4 por ciento de varones y 24,1 por ciento de mujeres. Un porcentaje que supera la media europea (18,1 por ciento de hombres, 16,9 por ciento de mujeres), así como el consumo cotidiano de Estados Unidos, que afecta a un 13,5 por ciento de varones y mujeres.

En palabras de la encargada de Salud del Consejo de la Juventud de España, Luz María López, éste es el "primer manifiesto elaborado por jóvenes y dirigido a jóvenes" contra el hábito que es la primera causa de muerte en el mundo.

La Comisión Europea convocó, en noviembre del pasado año, a los representantes de los Consejos juveniles de los distintos países para invitarlos a participar en una campaña internacional contra el tabaquismo: Help, por una vida sin tabaco. Entonces, se acordó que cada país haría rondas de consultas para recabar la opinión de los jóvenes en relación al tabaco. En España, se colgó en una página web un cuestionario de 70 preguntas cerradas que respondieron 375 personas de 30 a 35 años, y se organizaron campañas en la vía pública.

El 21 de mayo de 2006, cerca de 200 representantes de todos los miembros de la Comunidad Europea se reunieron en Bruselas para pedir a los gobiernos que se implementen medidas de apoyo a largo plazo para las organizaciones juveniles que trabajan por la prevención y reducción de los daños del tabaquismo.

El manifiesto solicita también que las campañas se centren en los aspectos positivos de no fumar, que la educación sobre salud se inicie en la más temprana edad escolar y se prolongue durante todas las etapas del proceso educativo, y que no se venda tabaco a menores de 18 años. Además, los jóvenes europeos pretenden que se prohíba la introducción de productos aditivos potenciadores y de sustancias cancerígenas en los cigarros, y que se implante un empaquetado en blanco y negro unificado que lleve impreso advertencia y, en el lado inferior, imágenes de personas u órganos que hayan sufrido los efectos dañinos del tabaco.

Para los no fumadores, los jóvenes piden que no se permita fumar en los lugares de trabajo y espacios públicos cerrados, y que se anime a los padres para que participen en la educación de la salud.

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