Vientos refrescantes soplan para el control del tabaco en México con la llegada del gobierno del Presidente Calderón (bueno, esperamos que se confirmen).

El recientemente nombrado Secretario de Salud José Ángel Córdova Villalobos, desestimó cualquier posibilidad de celebrar nuevos convenios con la industria del tabaco, anunciando, en su lugar, la creación de un impuesto para la venta de cigarrillos. “Con este gravamen, -que se busca concretar mediante una iniciativa que se envió a la Cámara de Diputados-, se triplicarían los recursos que hasta el sexenio que acaba de concluir se obtenían de manera voluntaria, por medio del acuerdo establecido entre las tabacaleras y las autoridades de salud. Si antes, con ese convenio, el gobierno federal obtenía un peso por cada cajetilla de 20 cigarros vendida, ahora se obtendrán tres pesos, informó el funcionario. Dijo que los recursos que se captarán de este gravamen oscilarán alrededor de los 6 mil 200 millones de pesos -en el primer año establecido-, recursos que serán destinados a un fondo de salud para atender las enfermedades causadas por tabaquismo, cuyos gastos se elevan a 29 mil millones de pesos anuales”.

¿Dónde quedan los argumentos de Julio Frenk Mora, anterior Secretario de Salud y postulante a la Dirección de la OMS, que gestó y defendió los convenios con las tabacaleras como única opción para garantizar “aportes a la salud”? …En nada, como se conocía desde el principio, cuando organizaciones nacionales e internacionales de la sociedad civil que trabajan contra el tabaquismo denunciaron la violación al Convenio Marco para el Control del Tabaco CMCT y el engaño que llevaba implícito en cuanto a la cuantía de los aportes proyectados que llegarían al Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, entre otras situaciones.

LAS ENSEÑANZAS:
1. Los acuerdos voluntarios con la industria del tabaco en nada contribuyen a afianzar las políticas de control del tabaco. Los beneficios siempre serán para el negocio del cigarrillo
2. Todo acto o convenio donde medie la “voluntariedad” de las tabacaleras, le hace juego a la nueva estrategia de Responsabilidad Social de las empresas tabacaleras.
3. Que en materia de control del tabaco, esta demostrada la necesidad y pertinencia de acoger las regulaciones del CMCT, como estrategias para ejercer control sobre la oferta y demanda de los productos del tabaco, manteniendo a la industria al margen de la formulación de las políticas de salud pública (Art. 5.3).
4. La participación de las Organizaciones de la Sociedad Civil, en el monitoreo y denuncia de la gestión gubernamental y/o relaciones con la industria, es necesaria para avanzar en el proceso público del control del tabaco. De no haber estado presente esta participación, los hechos de responsabilidad del gobierno de México, hubieran quedado ocultos.
5. La coordinación y solidaridad de las redes globales de control del tabaco, fueron fundamentales para denunciar los hechos y evitar que Julio Frenk Mora accediera a la dirección de la OMS.
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