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MADRID/TOLEDO- (EUROPA PRESS) -

Dejar de fumar evitaría el desarrollo y frecuencia de muchas enfermedades alérgicas, como el asma y la rinitis, según explicó el doctor Ricardo Abengózar, alergólogo del Hospital Virgen del Valle de Toledo y especialista en tabaquismo de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

Fuente: http://www.europapress.es/castilla-lamancha/noticia-dejar-fumar-evitaria-desarrollo-frecuencia-enfermedades-alergicas-experto-hospital-virgen-valle-20100222131427.html

Según afirmó esta sociedad en un comunicado, el tabaquismo agrava los síntomas alérgicos en los pacientes alérgicos y dificulta su tratamiento, lo que provoca una peor calidad de vida en comparación con los alérgicos no fumadores.

El humo de tabaco contiene unos 4.000 componentes tóxicos, los cuales, según este experto, "favorecen la elevación de los niveles del anticuerpo que participa en las reacciones alérgicas la inmunoglobulina tipo E (IgE)". De hecho, numerosos estudios epidemiológicos ponen de manifiesto un incremento de los niveles de la IgE entre los fumadores (activos o pasivos). Por tanto, el tabaquismo, aumenta la prevalencia de las enfermedades mediadas por este anticuerpo IgE.

Según afirmó, una vez desarrollada la alergia o el asma bronquial, "el contacto del paciente con el tabaco puede desencadenar agudizaciones, aumentar la gravedad, el número de atenciones urgentes u hospitalizaciones, así como dar lugar a una peor respuesta al tratamiento".

Así, la exposición al tabaco influye "en su frecuencia y, sobre todo, en su evolución, disminuyendo la eficacia del tratamiento, por lo que los asmáticos deben, por un lado, evitar el tabaco y, por otro, que otras personas fumen en su presencia", explicó el doctor.

Según indicó Abengózar, "se ha comprobado que el humo del tabaco produce una disminución del calibre bronquial. Dado que en un asmático ya tiene una disminución del mismo por su enfermedad, esto puede dificultar el control de la enfermedad y agravar el pronóstico. La exposición mantenida al humo del tabaco es un factor que empeora la sintomatología de dichas enfermedades y, por tanto, dificulta su buen control".

Los expertos indicaron que rinitis y asma son los dos principales motivos de consulta en Alergología, de hecho según afirmaron, el 10 por ciento de la población general padece asma y el 22 por ciento presenta síntomas de rinitis alérgica. "Para estas personas, el aire contaminado con humo de tabaco es un factor de riesgo prevenible que debe ser evitado en lugares públicos y en el trabajo" detalló el alergólogo.

Actualmente, según explicó el doctor, la inmunoterapia es la única vía para modificar el curso natural de las enfermedades alérgicas. Sin embargo, "en el caso de los fumadores el tratamiento aplicado surte menor efecto tanto en los asmáticos como en los pacientes con rinitis".

PROBLEMAS DE LA EXPOSICIÓN PRECOZ AL HUMO

Además, la exposición precoz al humo del tabaco tiene efectos negativos en la función pulmonar, sobre todo en el periodo de gestación intrauterina y en los dos primeros años de la vida. "Es por tanto, muy importante, el tomar medidas encaminadas a reducir la exposición ambiental al humo del tabaco, tanto durante el periodo prenatal como posteriormente en el ambiente familiar y en lugares públicos", recalcó el doctor.

En esta misma línea, explicó que "los niños expuestos a humo de tabaco presentan con más frecuencia alergia y asma clínico, y en gran medida el tabaquismo de los padres marca su pronóstico".

El doctor destacó el papel fundamental alergólogo para advertir a los pacientes alérgicos y a las personas que conviven con ellos del mayor riesgo que tienen si continúan fumando. Por ello, estos especialistas deberían, si procede, "derivar a sus pacientes a unidades especializadas en tratamiento del tabaquismo para ayudarles a dejar de fumar", concluyó Abengózar.

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